Huertas Escolares

Huertas Escolares

Los huertos escolares pueden ser una poderosa herramienta para mejorar la calidad de la nutrición y la formación de los niños,  las niñas  y sus familias en las zonas rurales y urbanas de los países en desarrollo, siempre que se encuentren integrados en los programas nacionales agrícolas, de nutrición y educación, ha señalado  la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Desde 1997, más de 150 micro proyectos de huertos escolares en 40 países han recibido el apoyo de la FAO, que promueve diversos proyectos de cooperación técnica, incluyendo la creación de los medios necesarios para desarrollar programas nacionales de huertos escolares a largo plazo.

Los huertos escolares reciben el apoyo de diversos programas de la FAO, como los programas de ayuda de socorro y rehabilitación en Mozambique y la República Democrática Popular de Corea, los de educación nutricional en Ruanda, o el Programa Especial de Seguridad Alimentaria (PESA) en Guatemala y Sierra Leona. En Brasil existe un proyecto de huertos escolares incluido en la iniciativa a nivel nacional "hambre cero".

El principal beneficio de los huertos escolares es que los niños aprenden a producir alimentos sanos y a emplearlos en una nutrición adecuada. El mejor modo de lograrlo es usarndo los productos frescos de la huerta en un comedor escolar que proporcione el grueso de la dieta diaria de los educandos. 

Además, los huertos escolares contribuyen a la educación medioambiental y al desarrollo individual y social, al añadir una dimensión práctica.  Del mismo modo, sirven para reforzar materias básicas del aprendizaje como la lectura, la escritura, la biología y la aritmética entre otras asignaturas.

La FAO ha extendido una invitación a los centros educativos a crear huertos, que puedan ser fácilmente atendidos por estudiantes, profesores y padres de familia, y que incluyan una gran variedad de hortalizas y frutas nutritivas, así como animales de granja. Los métodos de producción deben ser sencillos, de modo que puedan ser fácilmente aplicados por los estudiantes y sus familiares en casa.

“A pesar del entusiasmo de niños, adolescentes, profesores, padres y Ministerios responsables, los huertos escolares se enfrentan a difíciles desafíos. puesto que no todos los centros educativos tienen suficiente tierra y agua disponibles. Además, existe la falta de semillas de calidad que impiden que los niños y niñas y adolescentes repitan en casa lo que han aprendido en clase”.

Dada esta dificultad, se debe considerar movilizar a la comunidad escolar, padres y madres de familia, campesinos y todas aquellas personas interesadas en el tema para que apoyen los huertos de los centros educativos y se creen sinergias con los programas agrícolas asi como el desarrollo rural para las comunidades.